La historia de la joyería San Eduardo se remonta al
siglo pasado, cuando la Marquesa de San Eduardo inauguró en el año 1982 su primer
espacio. En un principio estaba ubicada en el número 5 de la calle de Serrano
en Madrid. No fue hasta principios de los años 80 cuando se trasladó a su
actual ubicación en la calle de Ayala, 7. Los primeros clientes fueron amigos
directos de la familia, pero el boca a boca, la exclusividad de sus diseños y
la alta calidad de sus piezas, hicieron que se ampliara de forma considerable
el número de clientes.
Algunos de los primeros diseños de San Eduardo se
convirtieron rápidamente en modelos muy solicitados, como La Favorita, una
sortija de brillantes realizada con oros de tres colores; La Libélula, una
cadena de oro blanco y amarillo, también con brillantes; La Cadena, con
zafiros, esmeraldas y rubíes de diferentes tallas; y La Burbuja del Éxito,
confeccionada con oro y brillantes talla esmeralda. Hoy son grandes clásicos.
De aquella época queda una pieza llamada La Mosquita, de la cual se siguen
haciendo en la actualidad broches y pendientes en oro amarillo, acompañados de
una esmeralda o un zafiro.
La marca San Eduardo fue pionera en salir al
extranjero para acercar a sus clientes madrileños los mejores y más novedosos
diseños griegos e italianos. Los afamadas joyas helenas de Zolotas aterrizaron
en España gracias a la visión de negocio de la marquesa. Las creaciones de esta
joyería ateniense, fundada en 1895, alcanzaron gran fama y prestigio
internacional de la mano de celebridades como Elizabeth Taylor, Grace Kelly, la
familia Kennedy o Aristóteles Onassis.
La excelencia en el servicio al cliente, la
exclusividad e innovación en sus diseños y la calidad de sus piezas, hicieron
que la joyería San Eduardo se convirtiera en un referente en el mundo del lujo
y, especialmente, de la alta joyería, no sólo en nuestro país, también fuera de
nuestras fronteras, donde sus diseños comenzaron a ser muy demandados.
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