Hay
pocas cosas tan placenteras como los regalos inesperados. Aquellos
que llegan un buen día porque sí. De forma repentina y sin razón
aparente. Obsequios que no van unidos a los cumpleaños ni a los
aniversarios. Tampoco a festividades navideñas o al Día de San
Valentín. Su carácter imprevisto hace que se multiplique la
sorpresa y se agrande la felicidad del momento convirtiéndolo en
único.
Regalar
fuera de las fechas rojas que marcamos en nuestros calendarios supone
transformar un día cualquiera en especial. Las demostraciones de
afecto inesperadas nos sacan de la rutina y renuevan nuestras
ilusiones; nos devuelven el brillo a la mirada y nuestro semblante se
inunda con la más bonita de las sonrisas. La generosidad del que
regala se entrelaza con la gratitud del agasajado.
San
Eduardo Joyeros es el perfecto aliado para ayudarte a sorprender a la
pareja, al familiar o al amigo con la pieza adecuada un día
cualquiera.
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