Hay joyas que guardan secretos que solo saben sus creadores. Secretos que descubren aquellos que tienen el placer de lucirlas. Misterios técnicos y artísticos -complejos o minúsculos- que reflejan el grado de sofisticación de una firma y que logran la armonía absoluta en la alta joyería.
Lo que no se ve, no quiere decir que no exista. Los detalles, aunque silentes, elevan cada pieza y diferencian un buen diseño de otro aún mejor. La excelencia en las terminaciones y los remates impecables consiguen joyas pluscuamperfectas por dentro y por fuera. Pulseras como las de la fotografía encierran pormenores imperceptibles que las hacen sobresalientes. Detalles como sus cierres invisibles demuestran el afán de perfección y el cuidado hasta por lo más nimio.
En oro negro y rosa de 18 kt. (750 milésimas), sus 26.00 ct. de rubíes y 26.18 ct. de zafiros rosas engastados en grano en su totalidad las convierten en piezas excepcionales y fascinantes, con una magia singular, producto de sus hileras interminables de colores brillantes y naturales, minuciosamente ordenados en circunferencias perfectas.
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